El Centro Naval fue creado el 4 de mayo de 1882, por un grupo de jóvenes Oficiales de la Armada Argentina, egresados de las primeras promociones de la Escuela Naval Militar, que buscaron con este acto jerarquizar la profesión naval.
Deseaban, con su creación, hallar un lugar de reunión donde ejercitar la sana camaradería, exponer sus inquietudes públicamente, dictar conferencias acerca de los avances tecnológicos de la profesión mediante las cuales se harían conocer los resultados de las exploraciones, experiencias y descubrimientos de todo tipo que sus asociados realizaran.
También querían, mediante la difusión de esos conocimientos, proponer conceptos modernos y actualizados en la conducción naval.
La creación del Centro Naval es cronológicamente concordante con el llamado movimiento "de la generación del ochenta", y obra de un grupo de Oficiales, cuya edad promedio en ese momento apenas orillaba los 24 años. A ellos se sumaron, entre otros, profesores de la Escuela Naval Militar, civiles y hombres de prensa.
El acta de fundación, por ellos refrendada, es terminante en cuanto a los objetivos de la nueva entidad: "Mantener el espíritu de cuerpo entre los Oficiales de la Armada y concluir para siempre con las emulaciones mezquinas que retardan el adelanto de la Marina".
El lema adoptado y aún vigente —"Unión y Trabajo"— concretaba, también, las aspiraciones de los fundadores.
Fue también motivo de la reunión inicial —realizada en el domicilio del Subteniente de Marina Santiago Albarracín— la designación de la primera Comisión Directiva, recayendo la Presidencia en el Teniente de Marina Manuel García Mansilla, y designándose Presidentes Honorarios al entonces Ministro de Guerra y Marina, General Doctor D. Benjamin Victorica y al General D. Domingo Faustino Sarmiento, el recordado creador de la Escuela Naval.
Fueron tiempos promisorios y llenos de optimismo: inmediatamente comenzó a publicarse el "Boletín del Centro Naval", uno de los motivos de su creación, cuyo número inicial (algo así como un número "cero") fue manuscrito, pasando enseguida a imprimirse el número inicial (Septiembre de 1882) constituyendo el primer medio de comunicación permanente y sin solución de continuidad que se mantiene hasta nuestros días, erigiéndose así en una de las publicaciones decanas de la prensa argentina.
La primera sede se constituyó en los altos de la esquina de Corrientes y Reconquista, lugar en que se alquilaron dos piezas para el funcionamiento del Centro, y donde se realizó, el 5 de junio de 1882, la inauguración oficial y el 15 del mismo mes dictó la primera conferencia profesional;"El Torpedo en la Guerra" el propio Presidente, Teniente García Mansilla.
Todos estos actos iniciales (inauguración de la Sede Social, publicación del Boletín, conferencias) se repetirían en el tiempo, siempre en pos de adelantos morales y materiales, en la ya larga vida del Centro Naval.
Sucesivos cambios de Comisiones Directivas generaron aportes nuevos y sangre renovada en la conducción. Cada una agregó su grano de arena y su personalidad en la configuración de la idiosincrasia del Centro Naval, que fue así modelando una definida e inconfundible filosofía.
Nuevos servicios y prestaciones a los asociados se fueron incorporando en el devenir del tiempo, pero siempre y desde el momento inicial, se han mantenido los objetivos principales de su fundación. Sana camaradería; libertad total de expresión en sus salones; conferencias y comunicación de las inquietudes y nuevas técnicas en la publicación de su Boletín.
También a los fines de atender a uno de sus principales objetivos de “establecer vínculos de protección reciproca entre sus asociados” desde 1956 se la reconoce y autoriza a funcionar como Asociación Mutual inscripta en el Registro Nacional de Mutualidades y desde 2005 integra la Federación de Entidades Mutuales de las Fuerzas armadas y de Seguridad (FEMFASE).
Pero la vivencia del objetivo principal "Unión y Trabajo" ha perdurado desde su fundación, como prueba inequívoca del acierto de sus creadores.
Hoy el Centro Naval está formado como siempre, en su gran mayoría por Oficiales de la Armada Argentina, en actividad y retirados, a los que se debe sumar un considerable número de socios adherentes y participantes, que comparten plenamente la idiosincrasia del Club, una Asociación Civil Mutualista cuyo patrimonio, decisiones y gobierno son autónomos.
Sus casi once mil socios, pueden usufructuar de sus amplias y diversas instalaciones:
Sede Central, asentada en el histórico edificio inaugurado en 1914 y que fuera construido especialmente para este fin, ubicado en la privilegiada esquina de Florida y Córdoba de la ciudad de Buenos Aires, donde realizan múltiples actividades sociales, culturales y académicas.
Tres sedes deportivas en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y zona norte del Gran Buenos Aires, Núñez, Olivos y El Tigre, y cuatro delegaciones en la provincia de Buenos Aires; Bahía Blanca, La Plata, Mar del Plata y Puerto Belgrano, donde además de disfrutar del aire libre a orillas del río y del mar, se puede practicar yachting, natación, tenis, fútbol, rugby, jockey, entre otros deportes y hacer uso de sus excelentes salones y comedores y participar de las más diversas actividades sociales
El Instituto de Publicaciones Navales, que este año cumple 50 años de fructífera labor y el Hotel Centro Naval que cuenta con 80 habitaciones y esta excelentemente ubicado.
Teniente de Marina Don Manuel García y Mansilla
Teniente de Marina Don Eduardo O'Connor
Teniente de Marina Don Eduardo Lan
Teniente de Marina Don Francisco S. Rivera
Teniente de Marina Don Miguel Lascano
Subteniente de Marina Don Félix Dufourq
Subteniente de Marina Don Enrique M. Quintana
Subteniente de Marina Don Onofre Betbeder
Subteniente de Marina Don Julio Hictce
Subteniente de Marina Don Manuel Barraza
Subteniente de Marina Don Mariano Saracho
Comisario Contador Don Carlos J. Barraza
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Luis Pastor y Teruel
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Teodoro Rose
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Pablo Canevali
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Alberto Smerschow
Oficial Mayor de la Subsecretaría de Marina Don Benito Goyena
Director de Sección de la Secretaría de Marina Don Alejandro Albarracín
Teniente de Marina Don Juan Picasso
Teniente de Marina Don Leopoldo Funes
Capitán de Marina Don Andrés E. Gómez
Capitán de Marina Don Luis D. Cabral
Teniente de Marina Don Emilio Barilari
Teniente de Marina Don Agustín del Castillo
Teniente de Marina Don Atilio S. Barilari
Teniente de Marina Don Hipólito Oliva
Teniente de Marina Don Guillermo Pintos
Capitán de Marina Don Carlos Sarmiento
Capitán de Marina Don Guillermo Mac Carthy
Teniente de Marina Don Manuel Domecq García
Teniente de Marina Don José E. Durand
Capitán de Marina Don Jorge H. Barnes
Capitán de Marina Don Cándido de Eyroa
Capitán de Marina Don Francisco Villarino
Capitán de Marina Don Federico Mourglier
Subteniente de Marina Don Gregorio Aguerriberry
Subteniente de Marina Don Fernando Muzas
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Enrique Stein
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Emilio Sellstrom
Profesor de la Escuela Naval Militar Don Anjel Pérez
Su escudo o emblema ha permanecido inalterable desde el día inicial de su creación, que fue el mismo del nacimiento del Centro, Consiste éste en una plancha circular, sobre la cual dos aros o círculos concéntricos hacia la parte exterior del escudo, encierran e! nombre del Centro, con el significado de sus propósitos. Estos se traducen en una estrella en la parte superior, que indica el Norte de la entidad. Otras tres estrellas en la parte inferior indican la jerarquía más alta de la Armada Argentina, además de un ancla de cuyo arganeo deslizase, enroscándose, un chicote de cabo, como emblema netamente naval. La reproducción del lema «Unión y Trabajo» finaliza este distintivo, todo él en color dorado.
Descargar Centenario de la Sede Central del Centro Naval en PDF.
El logro de la sede central propia fue el resultado de una serie de largas negociaciones, al que se llegó luego de haber pasado por diez locales distintos: la casa del Fundador, teniente Albarracín, en Corrientes 851; la casa inicial de Reconquista 212, 2° piso; la de Viamonte entre Cernió y Libertad; la de Viamonte 232; la de Cerrlto 1802; la de Alsína 438; la de Santa Fe 1176; la de Florida 316; de Florida 319 y Florida 659, todas ellas arrendadas.
Luego de varios años de gestiones, se obtuvo el solar de Córdoba y Florida, con destino al Centro Naval, el Museo Naval y la Biblioteca Nacional de Marina. En el lugar existía un jardín de venta de plantas, es decir, algo más apenas que un baldío sin construcciones previas, como no fuera la pasajera carpa de algún circo y los viveros del establecimiento mencionado.
Obtenido el terreno, se licitó la construcción del edificio, recayendo la elección en el proyecto del Arquitecto D. Gastón Mallet quien dirigió personalmente las obras, iniciadas en 1911 y finalizadas en el primer trimestre de 1914.
Con el apoyo del Ministro de Marina, el entonces capitán de navío D. Juan P. Sáenz Valiente, una comisión especialmente designada de socios, integrada por los contraalmirantes Eduardo O'Connor y Juan A. Martín y el capitán de navío Daniel Rojas Torres, fue la encargada de llevar adelante el proyecto.
La acción del capitán de navío Rojas Torres fue decisiva, y una Asamblea así lo reconoció especialmente, votándole una medalla de oro en prueba de agradecimiento. La dirección e inspiración del arquitecto Mallet constituyeron todo un éxito. El edificio resolvió bellamente el seno problema que ofrecía el solar de una esquina rectangular, y el funcionalismo del edificio, así como sus proporciones y detalles lo convierten en una de las piezas de ese Buenos Aires del 1914, más significativas y bellas, admiración de muchos de los turistas
que pasean por la hoy peatonal Florida.
La hermosa puerta central de la esquina de Florida y Córdoba, con su entrada de hierro y bronce fundida en el Arsenal Naval Buenos Aires, con viejos cañones de las guerras de la Independencia, su hall o vestíbulo y la escalera central, más la farola que la Ilumina, constituyen uno de los conjuntos más puros de la llamada «belle époque» porteña.
La majestuosidad del edificio, que se asienta en noble zócalo de granito de Córdoba y se eleva en sus siete pisos con su decoración externa original del escultor Luis Trinchero, Inspirados algunos de ellos en los de los salones de la Guerra y la Paz del Palacio de Versalles, impone un sello particular que, al par que da fisonomía propia al Centro Naval, lo convierte en un punto de orgullo ciudadano.
El salón de fiestas del segundo piso tiene las dimensiones y está inspirado en la Sala de «Antiques» del Museo del Louvre, Se mantienen originales los vestíbulos de todos los pisos. Conserva su traza y decoración originales el cuarto piso (Presidencia, Vice-presidencia, Secretaría y Bibliotecas).
La decoración de los salones y recintos (pinturas al fresco y dorados a la hoja), se mantienen como rara prueba artesanal local, así como sus dos ascensores principales, obra de ebanistería irremplazable.
El bar se ha modernizado, con gusto marinero, no desentonando con el resto del edificio. El comedor, instalado hoy donde antaño existieran los viejos alojamientos para socios, ha sido realizado con gusto severo y tampoco desentona con el resto de los locales.
El Museo Naval; creado a iniciativa del Centro Naval, y más concretamente, del socio teniente (luego almirante) D. Juan P. Sáenz Valiente, en el año 1892, funcionó en las diversas instalaciones del club, hasta que inaugurada la sede de Florida y Córdoba se instaló en el 1er piso, y más tarde en el cuarto.
Permaneció allí hasta el año 1942, cuando pasó del Centro Naval a depender de la Secretaría General Naval, y fue trasladado al Tigre, donde actualmente funciona,
La Biblioteca Nacional de Marina: creada desde el mismo momento de la fundación del Centro, con el aporte inicial de libros cedidos por los socios, se fue constituyendo por ese medio, por compras y canjes y por importantes legados de bibliotecas privadas (de los capitanes Albarracín, García Mansilla, Ratto, señor Mlhanovích y otros), en un valioso depósito de libros de historia, narraciones de viajes, y de material principalmente naval.
En su ámbito del cuarto piso, han trabajado importantes hombres que hacen a la cultura nacional. Allí escribió el vicealmirante Segundo R. Storni sus «Intereses Argentinos en el Mar», e hizo lo propio el capitán de fragata D. Héctor R, Ratto con gran parte de su obra. Ha sido y es lugar de consulta de plumas tan valiosas para la literatura naval argentina como las del Dr, Benjamín Villegas Basavilbaso, vicealmirante D. Ernesto Basílico, capitán de fragata Teodoro Caillet-Bois, capitán de fragata Bernardo N. Rodríguez, capitán de navío D. Humberto F. Burzio, y otros.
Sus anaqueles contienen importante -y en muchos casos único- material de lectura y consulta relacionado con todo lo que haga a los intereses marítimos argentinos, y la historia marítima y naval nacional y extranjera, así como también libros técnicos, diccionarios y enciclopedias afines.
Las distintas sedes del Centro fueron adquiriendo, por donación las más de las veces, cuadros que representan marinas, batallas y combates navales, o efigies de los hombres de mar argentinos, muchos de los cuales presidieran las Comisiones Directivas en su hora.
No es esta una guía de esa pinacoteca, pero conviene detallar algunos de los cuadros importantes, propiedad del Centro o usuario éste de préstamos generosos, que engalanan sus paredes y locales.
Dos de ellos, en el Gran Salón, poseen especial significación y hasta leyenda propia. Las tablas, que representan dos momentos de la Batalla de Trafalgar, («Media Noche» y «Medio Día en Trafalgar»), forman parte de una serie de doce pintadas por el marinista Caballero De Martino, diez de las cuales forman parte del tesoro artístico del Imperial Greenwich College (Escuela de Guerra Naval de Gran Bretaña). El cuadro oficial de la Batalla de Trafalgar que exhibe el gobierno británico en Londres fue pintado por este gran pintor que viviera en nuestro país. En varias oportunidades esas telas han tratado de ser adquiridas por «aparentes interesados» y siempre negada su venta por el Centro Naval,
De este marino, y pintor marinista de nota, se destacan además el gran lienzo de «La Uruguay en el Polo» y el «Combate de Quilmes», ambos en el mismo salón.
El número de cuadros de valor pictórico es grande, a los cuales se agregan otros de valor histórico-afectivo, por ser realizados por el pincel de Oficiales de la Armada Argentina o por mostrar escenas importantes de nuestra historia naval.
En los diversos locales encontramos también tablas de valor pictórico semejante: un muy buen Quinquela Martín (Trabajo en el Puerto) y varios Biggeri.
Tal como inauguramos en la última reunión de Comisión Directiva en la Sede de Tigre, traigo a ustedes una nueva reseña para evocar, en esta oportunidad, los orígenes que permitieron a nuestro Centro Naval disponer de este magnífico edificio que se ha convertido en parte del acervo cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
No fue este el primer asiento que tuvo el club, ya que en sus primeros años las dificultades que presentaba cobijar a un creciente número de socios hacían imposible el desarrollo de actividades en la casa de su fundador, Dn Santiago Albarracín.
A fines del siglo XIX, la ciudad de Buenos Aires estaba en pleno crecimiento urbano y lo que hoy vemos como parte del centro, en 1890 eran quintas y mercados de lo que hoy sólo existe una sutil referencia en el escaparate de una confitería a pocos pasos de aquí, me refiero a Florida Garden.
La búsqueda por dar solución a la demanda por disponer de un espacio acorde a las actividades sociales y protocolares, obligó a las primeras comisiones directivas a la locación de sucesivos lugares más amplios y confortables que permitieran dar cabida a la creciente comunidad de marinos que se sumaban constantemente a nuestra institución.
Indicar aquellas direcciones no aportaría a este relato más que la curiosidad de identificar antiguos asientos en residencias muy próximas a ésta que ya no existen, sólo mencionaré que fueron 11 los domicilios previos al arribo definitivo a este formidable palacio.
Lo que sí creo apropiado y que estimo despertará el asombro de todos los socios, es el relato de los pasos que permitieron erigir este edificio que hoy nos pertenece y que solo insinué en oportunidad de presentar la referencia histórica de la Sede Tigre.
Sin más preámbulo y recordando que el art 2º de nuestro Estatuto determina que entre los objetivos societarios se encuentra el contribuir al constante engrandecimiento de nuestra Armada en la medida de sus medios, desde sus comienzos mismos, los fundadores ofrecieron al Comando General de la Marina las instalaciones toda vez que debieran recibir autoridades navales extranjeras ante la falta de contar con un edificio como el que hoy dispone en el barrio de Retiro.
Ya he citado que la creación del Museo Naval fue iniciativa de nuestro club y que resultó ser uno de los principales argumentos que permitió que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires primero y nada menos que el Congreso de la Nación después, asignara a través de sendas disposiciones legales, los recursos presupuestarios que aseguraran la construcción de un edificio con las características arquitectónicas acordes a las bellezas edilicias de una ciudad capital que competía con las más destacadas de Europa.
El entusiasmo por alcanzar ese objetivo como parte de los festejos del 1º Centenario de la Independencia Nacional llevó a que en 1905 un grupo de socios obtuviera un préstamo del Banco Francés del Río de la Plata (luego conocido como Banco Río) gracias al cual se consiguió un crédito equivalente a unas 8.000 cuotas de sociales para poder adquirir así un terreno que se encontraba en venta en la esquina de Paraguay y Esmeralda.
El problema fue que el estatuto de entonces impedía a la asociación adquirir bienes inmuebles, por lo cual al momento de la escritura, la misma se hizo a nombre del gerente del banco sr Héctor Py quien asumió como mandato de buena fe la responsabilidad de escriturar a su nombre, por lo que posteriormente el gerente envió una nota personal al presidente del Centro Naval declarando textualmente: “esta propiedad no me pertenece….. y tan pronto Ud me anuncie la modificación del estatuto haré transferencia del terreno adquirido con todos los derechos y obligaciones que de él se desprendan”, lo cual refleja el notable grado de honorabilidad que supo existir en nuestra sociedad.
Transcurrirían 4 años para que se concretara la modificación citada y en 1909 la Comisión Directiva tuvo dos informaciones trascendentes, por un lado la confirmación de que el Ministro de Marina se encontraba tramitando ante el Congreso los fondos para varias construcciones navales entre las que se incluía un Museo Naval y simultáneamente la compra por parte de la Municipalidad de un predio conocido como Mercado Florida en la esquina de Florida y Córdoba.
Ambos acontecimientos combinados permitieron primero, permutar el terreno adquirido en Paraguay y Esmeralda por el antiguo Mercado Florida transfiriendo su escritura al Ministerio de Marina, con lo cual quedó aprobada la asignación de fondos por ley 6.384 del Presidente Figueroa Alcorta el 27 de septiembre de 1909 para la construcción del Museo y Sede del Centro Naval.
Cupo a la gestión del VL Rafael Blanco como presidente del Centro Naval, la responsabilidad de llevar adelante un concurso público para la presentación del proyecto y los planos constructivos, del que resultó ganador el estudio de arquitectura Mallet y Dunnant quienes tenían como antecedentes haber sido los diseñadores de la Catedral de San Isidro, el Instituto Malbrán, el Teatro Municipal de Bahía Blanca y el Hotel Casino Carrasco en Montevideo.
La construcción demandó poco más de 4 años y su delicada arquitectura y diseño interior fue especialmente cuidadosa. Basta decir que los artefactos de sus baños fueron importados de Paris, que los tapices en sus sillones provienen de Bélgica y sus pisos de Eslavonia.
La inauguración tuvo lugar el 20 de abril de 1914 y desde entonces durante los siguientes 30 años esta sede permanecería inscripta ante el Registro de la Propiedad Inmueble a nombre del Ministerio de Marina.
Esta situación cambió el 26 de mayo de 1944 cuando el contraalmirante Alberto Teisaire como Ministro de Marina del Presidente Edelmiro Farrell envió a la Comisión Directiva copia de un Decreto por el cual se transfería a título gratuito la propiedad de este edificio al Centro Naval, quedando desde entonces definitivamente registrados los plenos derechos que sobre este inmueble poseemos.
Este decreto no encuentra otra explicación más que la Orden General de Gobierno Nº 138 de 1944 emitida por el Poder Ejecutivo en la que se destinaba 1 millón de pesos dentro del plan de obras públicas, para contribuir a la adquisición de un terreno ubicado sobre la Av Córdoba entre 25 de Mayo y Reconquista con la idea de crear allí una nueva sede del Centro Naval.
Si bien esto venía a dar respuesta a un sentimiento genuino de los socios que venían reclamando una ampliación que aumentara las disponibilidades de alojamiento y mejoraría la capacidad de los salones ante la imposibilidad técnica de reformar este histórico edificio, la oferta no resultó aceptada por los socios, ya que se temía perder la autonomía e independencia que siempre caracterizó a nuestro club.
Si bien otras iniciativas se irían presentando como la propuesta por adquirir el edificio Thompson, lindero a esta sede o comprar las dependencias administrativas del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico (Galerías Pacífico), en cada caso estas propuestas fueron rechazadas al ser sometidas al escrutinio de sendas Asambleas que decidieron conservar esta Sede como símbolo institucional.
Ya para finalizar y a fin de cerrar esta reseña solo cabe agregar que en 1957 una nueva Asamblea autorizó a la Comisión Directiva solicitar un crédito al Banco Hipotecario Nacional para adquirir una propiedad de resolviera la demanda no satisfecha de alojamiento a socios transeúntes, pero ello constituirá tema para una próxima reseña histórica.
Fundado en 1882, el Centro Naval es una asociación constituida esencialmente por oficiales de la Armada teniendo como norte la tradición naval.
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